La princesa vestida con una bolsa de papel.
Robert Munsch y Michael Martchenko
En la década de los setenta Robert Musch trabajó como maestro en una guardería y entre las muchas actividades que hacía con sus alumnos , una de sus preferidas era escribir historias que posteriormente les leía. No sabemos muy bien el motivo , probablemente la demanda de los propios niños, pero curiosamente la mayoría de las historias que les contaba eran relatos de dragones y princesas. Montones y montones de historias con muy similares protagonistas y que siempre acababan igual: un maravilloso principe salvaba a la princesa de las garras del dragón y sellaban su amor por medio de una boda
Pero un día la mujer de Robert Munsch, que trabajaba en el mismo centro , se acercó y le dijo:
¿Cómo es que siempre el príncipe tiene que salvar a la princesa?
¿Por qué no puede la princesa salvar al príncipe?
Munsch tomó la sugerencia y escribió un cuento que se ha convertido en todo un clásico y un pionero a la hora de intercambiar los roles y atribuir a la mujer un papel mucho más activo e interesante que esperar bella, dulce y pasiva a que su amado, por medio de una boda, le componga la vida.
No solamente cambia los roles para convertir a la mujer en un sujeto activo, valiente, inteligente, consecuente con lo que cree y que lucha tenazmente contra las injusticia, papel siempre desempeñado por el hombre en todos los cuentos de princesas y hadas clásicos, sino que además nos muestra como la fuerza puede ser vencida con astucia e inteligencia.
La cenicienta que no quería comer perdices
Myriam Cameros sierra y Nunila López Salamero
Una historia para adultos que reinventa el clásico de la Cenicienta con una protagonista rebelde, vegetariana, que no quiere usar zapatos de cristal y tacón, que se niega a cocinar perdices para el Príncipe y que está dispuesta a descubrir la vida en soledad.
'La Cenicienta que no quería comer perdices' nació a propuesta de un grupo de mujeres maltratadas que sentían que el final del cuento: "y fueron felices y comieron perdices" les había hecho más daño que bien. La queja la recogieron Nunila López y Myriam Camareros y ahora han hecho un cuento realista y actual.
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